Estoy en una etapa de mi vida, donde me toca disfrutar sola de mi hogar.
Aunque disfruto mucho de mis libros, de películas y series.
No puedo evitar echar de menos a mis hijos. Es la ley de vida que ellos busquen su propio camino y creen su propia historia.
Ahora me doy cuenta que también valoro las puestas de sol de la mano de los amigos más especiales del mundo, esos que te hacen reír a carcajadas que se te caen las lágrimas de los ojos.
Esos pequeños que hacen que la vida sea plena.
Siento como si las horas pasen de otra forma.
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